domingo, 14 de diciembre de 2008

DOMINGO de GAUDETE.

Domingo de Gaudete (Domingo de Regocijo).

Es el Tercer Domingo de Adviento, llamado así por la primera palabra del Introito de la Misa (Gaudete, es decir, Regocíjense).

El Tiempo de Adviento se originó como un ayuno de cuarenta días en preparación para la Navidad, comenzando el día después de la fiesta de San Martín (12 de noviembre), de aquí que a menudo se le llamara también la "Cuaresma de San Martín" – nombre por el que el Adviento fue conocido desde el siglo V.

En el siglo IX, la duración del Adviento se redujo a cuatro semanas, encontrándose en una carta de San Nicolás I (858-867) a los búlgaros, la primera alusión a un Tiempo más corto, y hacia el siglo XII el ayuno había sido ya reemplazado por una simple abstinencia.

No obstante todas estas modificaciones sin embargo, el Adviento preservó muchas de las características de los tiempos penitenciales lo que lo hace una especie de contraparte con la Cuaresma, correspondiendo así el tercer domingo de Adviento, o el del medio, con el domingo de la mitad de la cuaresma o Domingo de Laetare (Alegría).

En este Domingo de Laetare, el órgano y las flores, prohibidos durante el resto de la estación, podían ser usados; se permitió el uso de vestimentas color rosa en lugar del púrpura (o negro como en un inicio); el diácono y el subdiácono reasumieron el uso del dalmático y de la túnica en la Misa principal, y los cardenales usaban color rosa en lugar del púrpura. Todas esta marcas características continuaron usándose y son la disciplina actual de la Iglesia Latina.

El Domingo de Gaudete por lo tanto, hace un alto, como el Domingo del Laetare, a medio camino a través de un Tiempo que de otra manera es de carácter penitencial, y significa la cercanía de la venida del Señor. Tanto en el Oficio como en la Misa a través del Adviento, se hace referencia continua a la segunda venida de nuestro Señor, y se enfatiza en el tercer domingo por medio de la adición de signos permitidos para ese día, como una expresión de alegría.

El espíritu del Oficio y de la Liturgia a través de todo el Adviento es uno de espera y de preparación para la fiesta de Navidad así como para la segunda venida de Cristo, y los ejercicios penitenciales, que han sido adecuados para ese espíritu, son suspendidos en el Domingo de Gaudete para simbolizar la alegría y el regocijo por la Redención Prometida, las cuales nunca deben estar ausentes del corazón del fiel.

G. CYPRIAN ALSTON

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